sábado, 26 de marzo de 2011

Nociones de Teledetección (I)

Todos los cuerpos emiten radiación.

La ley de Steffan y Boltzmann nos permite calcular la energía que emite un cuerpo en las distintas longitudes de onda:

-          Puesto que todo está relacionado con la temperatura, la grafica del espectro electromagnético del cuerpo negro, nos indica la curva de radiación a distintas temperaturas.
-          La Tierra emite en longitudes de onda entre 8 y 10micras(µm)

Ley de Kirchoff: Los cuerpos reales no son emisores perfectos y su emitancia espectral E(sublanbda) difiere de la del cuerpo negro según un factor que se llama emisividad.

Respuesta espectral:
            “Cada objeto o cubierta terrestre tiene una respuesta única respecto a la energía electromagnética incidente. La reflectividad de las superficies depende de sus características y de la longitud de onda.
A esta respuesta propia se le denomina signatura espectral o curva de respuesta espectral

En la curva de espectral típica de la vegetación observamos que de 0,4 a 0.6 µm (color verde visible) se da un pico, fruto de la absorción de la clorofila. Entre 1,4 y 2,6 µm se dan unos picos debidos a la absorción por agua. Esto es así para una planta sana, si la planta está enferma, la radiación que reflejará será de otra manera.
Factores que modifican la reflectividad de la vegetación:
-          Especie y morfología
-          Contenido en clorofila
-          Contenido en humedad
-          Edad de la planta

Curva espectral del agua:
El agua refleja poco. Refleja en el visible solamente, por eso los sensores de otras longitudes de onda no nos sirven, no reciben señal. Para encontrar variaciones dentro del agua necesitamos sensores con rango visible.
Dependiendo el porcentaje de reflectividad que tenga el agua podemos conocer, por ejemplo, si es agua limpia, sucia, o por ejemplo cuanta concentración de fitoplancton tiene una masa de agua.
Por tanto, para conocer el estado de una masa de agua necesitamos un sensor con banda visible disponible, además, deberá estar este rango visible dividido en varias bandas (los colores) para así poder recoger datos y construir las curvas.

Curva espectral del suelo:
Presenta variaciones según:
-          Composición química
-          Contenido en humedad
-          Textura
-          Contenido en materia orgánica
Por estas características consideramos difícil hacer una curva modelo para el suelo, ya que existen muchas variaciones
Los suelos de textura más grosera emiten más reflectividad que los finos. Un suelo húmedo emitirá menos radiación que los secos. Cuanta más materia orgánica haya en el suelo, este se vuelve más oscuro y por lo tanto refleja menos

Curva espectral de la nieve:
La nieve tiene una muy alta reflectividad en el visible, tiene un gran albedo.
Depende de varios factores por los que puede bajar la reflectividad:
-          Aerosoles o impurezas.
-          Tamaño de los cristales de hielo



No todos los gases absorben la misma radiación, cada uno lo hace en distintas longitudes de onda.

En consecuencia nos encontramos con otro concepto:
- Ventanas atmosféricas:
La atmósfera se comporta como un filtro a determinadas longitudes de onda. Existen regiones espectrales en los que la atmósfera es opaca y otras donde es transparente. Se denomina ventana atmosférica a los intervalos espectrales en los que la transmisividad de la atmósfera es alta, y en consecuencia, es posible la teledetección, ya que la radiación llega a la superficie terrestre
- Principales ventanas atmosféricas:
- Visible-IR próximo: 0,3-1,35um
- IR medio: 1,5-1,8um; 2,0-2,4um; 2,9-4,2um; 4,5-5,5um
- IR térmico: 8-14um
- Microondas: Longitudes de onda superiores a 20mm 
Los sensores se ajustan a estas bandas para evitar interferencias.

La dispersión provoca lo siguiente: la radiación es reflejada y refractada por las partículas en suspensión de la atmósfera: aerosoles y vapor de agua.
Disminuye la intensidad de la radiación transmitida y se producen cambios en la dirección de propagación. En general se reduce la radiancia directa y aumenta la difusa.
Los aerosoles son partículas en suspensión de origen: marino, continental, antropogénico. Tienen un tamaño variado y producen distintos tipos de dispersión. Son difíciles de medir ya que su concentración es variable en el espacio y en el tiempo.
Esto se traduce en que el efecto de la dispersión atmosférica sobre la imagen es difícil de cuantificar.
La disminución de la intensidad de la radiación depende de la longitud de onda(lambda) y de la concentración y número de núcleos dispersores.
Se producen 3 tipos de radiación:
            - Dispersión de Rayleigh: gases/onda corta (azul del cielo)
            - Dispersión de Mie: aerosoles (puesta de sol)
            - Dispersión no selectiva: vapor de agua (nubes, nieblas)

miércoles, 16 de marzo de 2011

Evolución Biogeográfica en la Península Ibérica en el Cuaternario

RESUMEN
La distribución biogeográfica (tanto fitogeográfica como zoogeográfica) en la Península Ibérica no ha permanecido sin variaciones a lo largo de la era cuaternaria, producidas en ocasiones por los diferentes periodos glaciares que han tenido lugar en esta era. Mediante los hallazgos en una serie de yacimientos arqueológicos en la propia región, podemos establecer la evolución que ha tenido tanto flora como fauna, diferente a la que han tenido las especies europeas. Los cortes estratigráficos nos muestran no sólo los registros fósiles que nos permiten identificar los habitantes desde el Pleistoceno Inferior en los diferentes extremos de la Península, sino también las condiciones ambientales y climáticas en que habitaban, cambiantes a lo largo del cuaternario.
La situación geográfica, entre 2 continentes, otorgan una importancia aún mayor a la evolución de la biogeografía, ya que supone un punto de conexión o lugar de paso entre África y Europa.
Palabras clave: Biogeografía, Península Ibérica, Cuaternario, Corte estratigráfico, Periodo glaciar.
INTRODUCCIÓN
Es difícil conocer la situación biogeográfica de la Península Ibérica a principios de la era cuaternaria con total seguridad. Una serie de estudios locales en diferentes puntos del territorio intentan determinar mediante cortes estratigráficos qué flora y qué fauna la habitó durante este periodo, hasta llegar a la situación que hoy en día conocemos, y en conjunto, estableceremos unas similitudes entre ellos.
Para el desarrollo del estudio hemos escogido de entre todos los trabajos realizados sobre la materia, dos realizados en cuevas situadas en puntos diferentes de nuestro territorio nacional, y otro yacimiento: La cueva del Mirón (Cantabria), La cueva del Ángel (Cordoba), y El yacimiento de la Sierra de Quibas (Murcia).
Cabe destacar en primer lugar la extraordinaria labor de conservación que las actuaciones arqueológicas están desarrollando sobre la superficie que trabajan, en algunas ocasiones incluso contra la voluntad de las administraciones, obteniendo no sin dificultades una serie de datos de gran relevancia.
Ilustración 1. Distribución geográfica de los puntos de estudio.
Fuente: Elaboración Propia

Los estudios reflejan como la fauna ha variado ligeramente a la que hoy en día podemos encontrar en estas regiones, y como norma general, en el resto del territorio. Sin embargo existen diferencias entre los hallazgos, que nos permiten entender la transición que vivió la península, tanto climática como social, debido a las glaciaciones, y a las migraciones buscando un clima mejor que el del norte europeo.
Cueva del Mirón
El Mirón se encuentra en las proximidades de Rama­les de la Victoria, en el valle del Río Asón, en Cantabria. Es una cavidad cuya boca tiene cerca de 20 metros de altura, con un desarrollo total de 130 m. For­ma parte del sistema cárstico del Monte Pando, donde se desarrollan otras cuevas como La Cullalvera, La Luz, El Horno, La Haza, y Covalanas, éstas dos últimas bien conocidas por sus pinturas rupestres de “perfilados con puntos rojos” (León García, 1998; Straus et al., 2006).
La situación de apenas 27 km de la línea de costa de la época (en la última glaciación hace 17000 años), con una altura de 260 m por encima del mismo nivel del mar, y orientada a poniente; nos hace explicar porqué se encontró habitada en grandes etapas de la historia.
Straus et al. (2001) descri­ben en detalle ciertos aspectos sedimentológicos y estrati­gráficos de la Cueva del Mirón, sin embargo no es un análisis pleno, ya que no han alcanzado la profundidad del sustrato rocoso en ninguno de los puntos de la excavación (9 metros a partir de la superficie inicial de la cueva), alcanzando tan sólo la mitad aproximadamente (4 – 5 metros). De igual manera, la distribución del número de muestras no es igual en los diferentes niveles, así podemos encontrar grandes superficies de excavaciones, en los que las ‘tallas’ (tramos arqueológicos) no son completamente horizontales, y  los estratos son más apreciables a menor profundidad.
Las especies encontradas en los diferentes estratos, la mayoría pertenecientes a pequeños mamíferos (obviando los insectos) del Pleistoceno tardío y del Holoceno, se hallan entre la fauna actual de la Cornisa Cantábrica, a excepción del Plyomys lenki, Microtus oeconomus, y M. Grebalis; todas ellas especies de roedores de diferentes tamaños y morfología.
Las especies de mamíferos del área suponen más o menos 30. Las especies encontradas en la cueva del Mirón podemos encontrar cerca del 86% de la fauna de pequeños mamíferos de la propia cornisa Cantábrica; sin descontar la propia fauna introducida por el hombre como Ratius, Mus o Muscardus (Rata, ratón y lirón castaño/gris).
Por otro lado, el clima durante los últimos 40.000 años en el norte de la península ibérica es conocido principalmente gracias a los análi­sis polínicos, al estudio de los testigos de hielo, así como a la evolución de la geomorfología glaciar y climática en la región. Podemos dividir la sucesión de la vegetación en 3 etapas:
1.   1. Comienzos del Holoceno, temperaturas cálidas, clima mediterráneo, y vegetación reinante boscosa (roble y quejigo)
2.    2. Fase húmeda caracterizada por el aumento de los helechos
3.    3. Condiciones climáticas más frías, señaladas por la desaparición del olivo; disminución importante de la superficie boscosa a favor del brezo.

Ilustración 2. Tabla que muestra la distribución de mamíferos en diferentes hábitats.
Fuente: Elaboración propia a partir de Cuenca-Bescós, Straus, Gonzalez Morales y García Pimienta (2008)

Cueva del Ángel
Yacimiento paleolítico situado en Lucena (Cordoba), al sur de España. La fauna hallada, la litología y las dataciones absolutas, le sitúan en el Pleistoceno medio y superior, lo que la convierte en única en el conjunto de la Península.
‘La cavidad encaja en las calizas dolomíticas claras, grises o blancas del Lías inferior y medio. Estas calizas afloran en bancos masivos que buzan hacia el NNO. Su desarrollo se vio favorecido por la existencia de una fractura de dirección NNO - SSE, claramente distensiva’ (I.G.M.E. 1991). Las excavaciones apenas presentan un corte estratigráfico de 5 metros, ya que pese a iniciarse estas hace casi 15 años, las dificultades por los espolios en primer lugar, y por las administraciones en segundo, no han permitido un desarrollo normal de la actividad.
Durante el periodo de 1995 al 2003, se han conseguido recuperar algo más de 10.000 fragmentos óseos, la mayoría de los cuales provienen del nivel superior de las excavaciones. El material óseo con contexto estratigráfico, por el momento, es sensiblemente menos numeroso. Las especies animales, hasta ahora identificadas, son las siguientes:
O. Perisodactyla: caballos y asnos en su mayoría;
O. Artiodactyla: ganado bovino, ciervos entre otros, incluso bisonte;
O. Proboscidea: Elefante africano y rinoceronte;
O. Carnivora y O. Lagomorfa: tipos de liebres.
En ocasiones la diferenciación de algunas especies animales se antoja tremendamente complicada, ya que la dentadura es muy parecida entre algunas de ellas.
Se han hallado muestras de humano en abundancia, lo que nos indica que en algún momento de la historia esta cueva fue ocupada por comunidades de personas. Resulta llamativa la escasez de material óseo de animales carnívoros, sólo encontrando restos de lince y de oso, quizás traídos por los propios humanos para su consumo. Sin embargo las muestras más abundantes se corresponden con animales herbívoros, con gran presencia de jabalíes adultos y ciervos.
Por otro lado llama poderosamente la atención la presencia de restos de elefante, que aunque no se puede determinar la clase del mismo debido a la juventud de las muestras, todo indica que estamos ante una muestra de elefante africano, que pudo pasar desde África a la península por el estrecho.
Sierra de Quibas
Situado en el término de Abanilla, Murcia; su descubrimiento fue una casualidad llevaba a cabo por un grupo de excursionistas de Elche, debido en parte por la cercanía de este punto a la provincia alicantina.
Yacimiento kárstico que ha proporcionado una amplia lista faunística de alrededor de 53 especies repartidas entre gasterópodos, miriápodos, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. El entorno de la cavidad kárstica estaba formado por roquedo calcáreo con áreas abiertas de matorral, pero en las proximidades se desarrollaron humedales y zonas arboladas, como así lo atestigua la presencia de aves y micromamíferos típicos de estos hábitats.
Puede situarse, por tanto, antes del final del Pleistoceno inferior, con una antigüedad entre 1.3 y 1 Ma. Las condiciones paleoclimáticas podríamos decir a partir de la asociación faunística que existía un régimen xerófilo, muy parecido al actual en el área geográfica, aunque quizás con valores de humedad y temperatura algo superiores.
En cuanto a las especies encontradas, destaca la Palaeoglandina, un gasterópodo que se extinguió en el resto de Europa durante el Plioceno y que se mantiene como relicto en el Pleistoceno de la Península Ibérica. Dos de las especies de aves halladas, Gypaetus barbatus y Gerontieus eremita, y una de las serpientes, Elaphe cf. E. sealaris, apenas se encuentran representadas en el registro fósil. Hay además varias especies de aves cuya aparición supone la primera cita en el Pleistoceno inferior de la Península Ibérica. Entre los mamíferos posee una especial relevancia la presencia del Macaca sylvanus.
Según las especies encontradas podemos deducir en primer lugar que la vegetación existente no se adaptaba a condiciones extremas (como áreas de nieve perpetúa o áreas desérticas), conociendo las condiciones en que suelen vivir en la actualidad. En segundo lugar podemos intuir gracias a la mayor presencia de aves y micromamíferos, que el medio en el que vivían mantenía un 50% aproximado de bosque y matorral mediterráneo, gracias a unas condiciones similares a las actuales, aunque con un grado mayor de humedad como hemos resaltado anteriormente.
EXPERIMENTAL
Los tres trabajos utilizan un método muy similar en la clasificación de los hallazgos faunísticos. Intentan identificar piezas únicas en la estructura ósea de cada especie, de manera que encontremos un elemento diferencial y no pueda producir confusión acerca de la población ante la que nos encontramos.
Sin embargo cada estudio tiene, sino peculiaridades, algún paso que complementa los otros, y permite realizar una identificación más exacta.
En general el número mínimo de individuos (NMI) se calcula a partir de un molar diagnóstico en el caso de algunos mamíferos o algún elemento postcraneal en otros casos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Para entender los cambios biogeográficos en la península debemos hacer mención en primer lugar a 2 fenómenos: tectónica de placas y glaciación. El primero es fundamental para entender que ciertos pasos que en la actualidad consideramos de imposible acceso terrestre, no siempre han sido así, y el segundo nos ayuda a comprender como estos mismos trayectos, que se encuentran separados por el mar, en etapas glaciares muestran una variación importante en los niveles marinos  (movimientos eustáticos), mostrando puentes de tierra que comunicaban las zonas y permitían el paso de la fauna en algunos casos. Asimismo debemos resaltar que en estas etapas, las especies centroeuropeas buscaban zonas más templadas, provocando que aparecieran nuevos taxones en la península ibérica.
Al mismo tiempo, cuando la superficie continental quedaba cubierta por el hielo, las condiciones climáticas variaban, por diferentes motivos: Aumentaba el albedo general del planeta, bajaban las temperaturas globales, aumentaba la humedad, y disminuía la proporción de partículas de metano y dióxido de carbono en el aire, gases que provocan en parte la presencia de un clima más templado.
Con estos conceptos de las variaciones planetarias claros, sólo debemos recordar que el cuaternario es conocido como la era de las glaciaciones para poder entender el cambio que ha podido sufrir la península en este periodo. Sin embargo nuestro territorio cuenta con una peculiaridad con respecto a otros: la accidentada orogenia, y la orientación de las elevaciones montañosas (en algunas ocasiones E – O). Esta característica ha permitido a algunas cavidades servir de refugio en los periodos más fríos tanto a especies faunísticas como florísticas, ayudando a que no tuvieran que migrar al continente africano; y creando al mismo tiempo importantes fuentes de estudio.
En cuanto a lo que variaciones biogeográficas propiamente se refiere, a partir del Plioceno superior, se han alternado en la península períodos glaciares e interglaciares, lo que provocó una alternancia de floras cálidas-húmedas y estépicas mediterráneas. En general, desde 2’4 M BP en adelante, se detecta en la península una importante regresión de la masa boscosa y la expansión de praderas de gramídeas (Badal y Roirón, 1995). En cuanto a la población faunística, se aprecia la desaparición de la población subtropical, como jirafas o tapires, manteniendo sólo a los elefantes como únicos representantes de los grandes animales. Sin embargo aparecen animales de suma importancia en la historia (sobretodo antrópica) como los caballos, sustituyendo a los hispariones. Los herbívoros se enriquecieron con la aparición de la gacela (gazella), y los carnívoros con animales tan significativos como el lince.
El cuaternario no es sino una extensión de la ya mencionada alternancia entre periodos glaciares e interglaciares, lo que hace proseguir la pérdida de elementos exóticos tropicales, y la proliferación de flora mediterránea. En cuanto a la fauna, permite la entrada de especies más características de las estepas asiáticas (Agustí y Antón, 1997).
En cuanto a las tres cavidades expuestas en un principio, tenemos ciertas singularidades que determinan un factor diferencial.
Algunos hallazgos fósiles hallados en el relleno cárstico de la sierra de Quibas, confirman el carácter de refugio durante los períodos fríos. Sirva de ejemplo la presencia del gasterópodo termófilo Paleoglandina que se creía extinto en el Plioceno, pero que perduró con certeza hasta el Pleistoceno inferior en la Península (Montoya et al, 1999).
Por otro lado, otros factores como la posición, la latitud, y factores climáticos como la mayor humedad o una aparición de las glaciaciones más pronta, hicieron que en la cueva del Mirón, la fauna que prosperara fuera de un menor tamaño, y podamos encontrar en mayor medida mamíferos de menor tamaño (roedores) provenientes de Centroeuropa, y en menor, grandes animales más característicos de épocas anteriores.
Hacia el 10000 BP se inicia el Holoceno, y con él se conforma el clima actual, con una mejoría de las temperaturas y de la humedad, que permitiría una extensión casi por todo el territorio de la zona de bosque, reduciendo la estepa a las zonas de alta montaña. (Dupré, 1988; Badal y Carrión, 2001). Como consecuencia ascendió el mar, hasta llegar a los niveles actuales, eliminando así los pasillos que habían existido en los períodos glaciares.
El desarrollo del bosque se extiende a medida que avanza el calentamiento. El óptimo climático conlleva la sustitución de los pinos por el género Quercus, que alcanzó su máximo esplendor. (Dupré. 1988).
En cuanto a la fauna, el ascenso de las temperaturas supuso que los grandes mamíferos siguieran su regresión hacía el N al mismo ritmo que retrocedía el hielo, aunque algunos autores lo atribuyan al exceso de caza. Sin embargo la presión humana sí que ha sido responsable de la desaparición o de la regresión de algunas otras (caballo, el lince, ciervo, oso pardo,…), quedando un ínfimo número de especies de la gran riqueza que tuvimos en la península en el Pleistoceno (Blazquez, 2006).
CONCLUSIONES
La peculiar situación de la península que supone un nexo natural entre dos continentes, hace que cualquier variación, por mínima que sea, afecte de manera muy diferente a la zona N y a la S.
La distribución de ciertas cavidades que sirvieron como refugio a diferente número de especies, facilitan un estudio de la historia y evolución, aunque puede llevar a engaño acerca de conjunto de la región.
Las altas oscilaciones que la península y el planeta han sufrido, nos muestran unos ciclos fríos y cálidos que sólo permiten sobrevivir a las especies que se adapten, haciendo honor al célebre término de Darwin de la ‘selección natural; y nada nos indica que el ciclo cálido en el que estamos instalados no finalice. Tendremos que adaptarnos.

REFERENCIAS
Agustí, J. y Antón, M., 1997, Memoria de la Tierra. Vertebrados fósiles de la Península Ibérica, Ed. Serbal, 158 p.
Badal, E. y Carrión, Y., 2001, ‘Del glaciar al interglaciar: los paisajes carbonizados hallados en las cuevas de Alicante’ de ‘De neandertales a cromañones. El inicio del poblamiento humano en tierras valencianas’, p 21 – 40.
Botella Ortega,D, Barroso Ruiz,C, Riquelme Cantal, J.A., Abdessadok, S, Caparrós, M., Verdú Bermejo, L., Monge Gómez, G., García Solano, J.A., 2006, La Cueva del Ángel (LUCENA, CÓRDOBA), Un Yacimiento del Pleistoceno Medio y superior del sur de la Península Ibérica, Trabajos de prehistoria, 63.
Cuenca – Bescós, G., Straus, L.G., Gonzalez Morales, M.R., y García Pimienta, J.C., 2008, Paleoclima y pai­saje del final del cuaternario en Cantabria: Los Pequeños mamíferos de la cueva del Mirón (Ramales de la Vic­toria), Revista Española de Paleontología, 23.
Dupré, M., 1988, Palinología y paleoambiente. Nuevos datos españoles. Servicio de investigaciones Prehistóricas, Trabajos varios, 84.
Dupré, M. y Carrión, J.S., 2001, De neandertales a cromañones. El inicio del poblamiento humano en tierras valencianas, Palinología. Paisajes Valencianos del Pleistoceno superior. p.41 – 44.
Montoya, P., Alberdi, M.T., Blázquez A.M., Barbadillo, L.J., Fumanal, M.P., Van der Made, J., Marín, J.M., Molina, A., Morales, J., Murelaga, X., Peñalber, E., Robles, F., Ruiz Bustos, A., Sánchez, A., Sanchiz, B., Soria, D., Szyndlar, Z., 1999, La fauna del pleistoceno inferior de la sierra de Quibas (Abanillas, Murcia) Estudios Geológicos, 55.
León García, J., 1998, Cantabria Subterránea. Catálogo de las Grandes Cavidades. Diputación Regional de Cantabria, Consejería de Cultura, Santander, 1- 700.







domingo, 6 de marzo de 2011

Los creadores de LLuvia

RESUMEN
 ‘’Hasta ahora la vida en la Tierra se ha adaptado a unos factores climáticos determinados, nunca más volverá a suceder esto, porque ya puedes decidir con que clima deseas vivir’’. Esta es la oferta que dentro de unos años podremos ver en muchas regiones, ya que se está desarrollando artificialmente el factor que más puede influir en el medio: la lluvia. Hasta ahora era posible que una nube preexistente precipitara sobre una zona determinada bombardeándola con yoduro de plata; sin embargo, lo que nos ofrece esta nueva tecnología, es crear tanto la nube como la lluvia a partir del efecto de ‘isla de calor’ que se produce en las ciudades, aunque de manera artificial, gracias a una superficie negra que absorbería el mismo calor. Las nuevas posibilidades que se abren para zonas áridas son inmensas, donde podrían empezar a contar con agua regularmente. Sin embargo los detractores ya comienzan a ver como esto puede influir negativamente en todo tipo de ecosistemas. El debate está servido.

Palabras clave: Lluvia, Isla de calor, Superficie negra, Nube artificial, Ecosistema

INTRODUCCIÓN A LA LLUVIA
Desde la creación de la Tierra hasta nuestro tiempo la lluvia ha sido uno de los elementos que no se ha visto alterado por la acción antrópica.
Esta afirmación no deja de ser una ‘’verdad a medias’’, ya que a continuación deberíamos añadir un ‘de forma voluntaria’. Lo cierto es que el ser humano no puede alterar la lluvia en sí misma, sin embargo el conjunto de ser humanos viviendo en comunidades si que pueden, ya sea de manera directa, mediante las grandes ciudades como veremos a continuación, como de manera indirecta, afectando elementos como la atmósfera o el agua.

Sin embargo en el afán del ser humano por controlar el medio que le rodea, continúa intentando dominar la meteorología, una de las últimas barreras que se seguían formando de manera natural. Lo que hace unos años podría suponer una novela de ciencia ficción, cada día va tomando más forma:
           
El proyecto GESHEM (lluvia en hebreo) se inició en 2002, está siendo desarrollado por la NASA, en colaboración con la Universidad libre de Bruselas y la Universidad Ben Gurion de Israel. Su objetivo ultimo es la creación de nubes artificiales y la de lluvia en ciertas zonas con sequía o desertizadas, como en España. El proyecto intentará simular las denominadas ‘’islas de calor’’ urbanas, definidas como regiones de una determinada superficie con una temperatura significativamente superior a la de su entorno, mediante la colocación de una superficie negra de baja reflexión. Esta superficie sería capaz de alcanzar altas temperaturas y así favorecer la dilatación del aire y del vapor de agua que contiene. El vapor ascendería rápidamente al mismo tiempo que se va enfriando y, a los 1000 metros de altura, empezaría a condensarse para, a continuación, provocar precipitaciones.

Hasta ahora se había provocado lluvia en nubes ya existentes, que eran vaporizadas con pequeñas partículas de yoduro de plata, pero nunca antes se habían creado nubes artificiales generadoras de lluvia.
Sin embargo para entender el objetivo de crear lluvia, deberíamos entender el ciclo del agua.

EL CICLO DEL AGUA

El proceso, que ha permanecido inalterado por la mano del hombre prácticamente desde el inicio de los tiempos, se está viendo modificado tanto directa como indirectamente por la acción antrópica, especialmente desde la expansión del mismo en grandes comunidades.
Este sistema abierto se ha visto interferido de manera directamente proporcional a la evolución y crecimiento de la especie humana, lo que no ha hecho otra cosa sino que desequilibrar el sistema, sin encontrar en ningún momento el punto de equilibrio: el ciclo idílico en el que tanto la entrada de energía como de materia es equiparado.


Figura 1. Esquema del ciclo del agua perfecto, inalterado por la mano del hombre y capaz de ‘’autoalimentarse’’ de los reservorios de agua cercanos (océano, agua potable almacenada, transpiración de las plantas,…). Fuente: www.ideam.gov.co

Sin embargo mirando la imagen, difícilmente podríamos identificar los procesos formadores de nubes, sin duda el elemento fundamental para crear lluvia artificial.
Los elementos y los procesos observados en el diagrama pueden ser modificados de alguna manera por la mano del hombre, incluso sustituidos por métodos artificiales, que es lo que trataríamos en la creación de lluvia artificial. No obstante, deberíamos preguntarnos, ¿Cómo puede verse afectado?¿con qué elementos puede afectarse?
Tratan de crear su propio ciclo, sobretodo destinado a zonas áridas o que sufran un proceso de desertización. Para ello utilizan como motor del mismo una superficie negra que simule la isla urbana de calor, como hemos comentado anteriormente.


LA ISLA DE CALOR

 Término acuñado por Mailey (Urban heat island, 1958). En su obra expresa como la ciudad recibe entre un 10 y un 30 % menos de radiación solar debido a la contaminación, aunque sin embargo es compensada por la radiación de onda larga emitida por la superficie, y por la masa de edificios, coches, calefacción y otros elementos, que acumulan calor. Como comúnmente suele decirse, una imagen vale más que mil palabras, la siguiente foto muestra claramente lo que significa.


Imagen 1. Imagen en infrarrojo de una típica isla de calor urbana tomada por satélite NOAA, donde se puede apreciar la diferencia entre zonas urbanas y zonas con menor presión antrópica.

Podemos identificar como las partes más pobladas muestran un color rojizo debido al calor que desprende por encima de las zonas colindantes, bien menos pobladas, o bien con un mayor número de zonas verdes.

En primer lugar cabe resaltar, para darnos cuenta de la magnitud del elemento transformador del clima del que estamos hablando, que un 20% de la humanidad vive en poblaciones superiores a 100000 habitantes. Esto implica una absorción de calor durante el día en las urbes, que aumenta la temperatura nocturna entre 5º y 10º C.  La diferencia de temperatura media anual entre la ciudad y el medio rural varían entre 1º C y 1’5º C; fenómeno que se ve acentuado en zonas sub-árticas y se ve atenuado en regiones tropicales.
El efecto final de la isla de calor, se traduce en un desnivel rápido en los perfiles térmicos, es decir, un cambio brusco, como si la ciudad originase un frente cálido, provocando un gradiente de varios grados por kilómetro.
Las edificaciones juegan un papel muy importante en la contención del calor. Así el centro urbano se ve más afectado por este incremento, ya que la altura de los edificios y las calles estrechas crean una difusión de calor lento (cañones urbanos), creando un máximo incremento calorífico en los CBD (Centre Bussines District), como podemos observar en la siguiente figura.



Figura 2. Curva que produce el calor que desprende una ciudad de tamaño mediano – grande sobre la temperatura de zonas colindantes, así como el mínimo máximo que puede llegar a producir zonas no tan céntricas como son las zonas residenciales, o incluso núcleos de menos densidad y tamaño. 

Sin embargo la pregunta que a continuación deberíamos hacernos es, ¿Cómo puede afectar una isla de calor a ‘nuestro’ ciclo del agua?
Lo cierto es que el hecho de que afecta es una realidad. En grandes ciudades y algunas de mediano tamaño, llueve entre un 5 y 10 % más que en el campo. Esto es debido básicamente a tres razones:
-       efecto obstáculo, determina más lentitud en el paso de los procesos originadotes de lluvia;
-       la isla de calor origina, como hemos comentado anteriormente, movimientos ascendentes del aire, que puede iniciar la precipitación;
-       los productos de la contaminación pueden iniciar la lluvia en nubes sobre enfriadas.

Así pues, cualquier ciudad no produce el mismo efecto de isla de calor que otra. Dependiendo de su tamaño puede afectar tanto la temperatura como el aire que la rodea. Para el ejemplo de Europa, el siguiente gráfico es bastante esclarecedor en cuanto a la temperatura.


Figura 3. Gráfico que muestra cómo el incremento de las ciudades es directamente proporcional al aumento de la temperatura generada por el efecto de la isla de calor. Elaboración propia


El viento que ‘agita’  también varía dependiendo del tamaño de la ciudad, aunque en esta ocasión no necesita alcanzar tantos habitantes como antes.

Población Mínima
Población Máxima
Agitación del viento (m/s)
30000
50000
4 a 5
120000
400000
6 a 8
2000000
8000000
11 a 12
Tabla 1. Agitación del viento cercano a las ciudades dependiendo del tamaño de la misma
Fuente: Landberg, Helmut E. (1980) ‘The Urban Climate (vol. 28), International Gephysics series, elaboración propia


HIPÓTESIS Y DISCUSIÓN
Dado el carácter todavía experimental del proyecto GESHEM aún hoy en día, nos es completamente imposible comentar los resultados. Sin embargo si que podemos hacer diferentes suposiciones acerca de los resultados que pueden obtener.
Debemos partir para empezar de 2 posibles sucesos: a) se consigue realizar la lluvia artificial; y b) no se consigue realizar.

A) EXPERIMENTO POSITIVO
La superficie negra situada a no más de 100 km de la costa para que pueda influir sobre las brisas marinas, elevaría estas gracias al gradiente de temperatura provocado por la absorción de calor, provocando que se enfríen y condensen, formando nubes capaces de precipitar. Dependiendo de los materiales utilizados, la temperatura provocada puede variar, ya que recordamos que estamos simulando el efecto de una ciudad, la capacidad de reflejar el calor absorbido dependería de los materiales.
En la actualidad el experimento se encuentra estancado en busca de materiales que tengan tal capacidad de absorción que puedan simular al menos una ciudad de 1 millón de habitantes, y a la vez sean económicos para poder reducir los elevados costes.
Sin embargo la lluvia no se produciría y sería recogida sin más. Como hemos comentado, la nube condensada provendría de una brisa marina, que una vez afectada por el gradiente de la superficie negra, vería afectada su dirección tanto vertical como horizontalmente. Ya comentó Schmauss (Groszstädte und Niederschalg; Meteorolog, 1927) que en la ciudad de Munich, las máximas precipitaciones no se producían en el centro de la ciudad, si no en las afueras, tanto en el este como en el oeste, dependiendo del viento prevalecente.
Tras una serie de estudios en ciudades como St. Louis, llevados a cabo por la compañía estadounidense METROMEX, concluyeron que se producen lluvias a sotavento en un 29% más que en el resto de direcciones. Sin embargo, también publicaron que se desvía en más ocasiones en dirección a la derecha de la dirección de la que proviene el viento, que a la izquierda.



                                                         Izquierda del viento
                                                               100 mm

Dirección del viento                                   Ciudad        Sotavento
à  à                                                    129 mm

                                 Derecha del viento
                                                               117 mm


Figura 4. Distribución de las precipitaciones en la ciudad de St. Louis, en una muestra recogida durante varios años, para una precipitación media de 450 mm. Muestra como la ciudad influye, tanto incrementando las lluvias a sotavento, como desviando la dirección del viento y por consiguiente las precipitaciones. Fuente: Landberg, Helmut E. (1980) ‘The Urban Climate (vol. 28), International Geophysics series, elaboración propia


Estos datos hace que consideremos más factores además de el ya comentado efecto de la ‘isla de calor’ provocado por la superficie negra.
La altitud a la que esté situada la propia superficie sin duda afectara de una forma definitiva. Aunque lo normal es que se sitúe cerca de la altura del mar dado que necesita estar a una distancia cercana al mismo, podemos contemplar la posibilidad de una costa alta, o incluso de formaciones montañosas cercanas a la misma que servirían de efecto escudo sobre las nubes creadas artificialmente.
Esta última idea puede servir a su vez como sistema recolector de la precipitación, ya que como hemos comentado anteriormente, en una superficie completamente llana, la lluvia se ve dispersada en cualquier dirección.

En cuanto a la utilidad de este medio creador de lluvia, el debate que se abre es ciertamente interesante. Además del deber de regularlo en un futuro no muy lejano ya que, aunque suene a ciencia ficción, la libertad para poder controlar el clima a la voluntad del ser humano abre un amplio abanico de abusos sobre el medio ambiente. La posibilidad de humedecer un clima árido, o de abastecer de agua una zona desértica, son sólo unas de las opciones a corto plazo; el cambiar por completo el paisaje es quizás un objetivo final un poco maquiavélico.

Sin embargo un uso razonado de esta tecnología puede otorgar una serie de ventajas más complejas, como por ejemplo el convertir un suelo halomorfo, estéril para el cultivo, en uno perfectamente fértil. El halomorfismo se caracteriza porque reciben o han recibido un exceso de sales, y suelen estar situados en climas áridos o semiáridos. Es posible su  transformación gracias a que, en zonas desertizadas donde abundan este tipo de superficies, el efecto de lluvias podrían provocar el lavado de las sales y los cationes del perfil, en tres etapas:
1.    Etapa inicial, suelo halomórfico: el perfil del suelo está sometido a la acción del ascenso del agua salada
2.    Desalinización del suelo por lavado, aunque retiene el sodio del intercambio, normalmente en el horizonte B
3.    El hidrógeno del agua reemplaza el sodio, ya en los horizontes superiores.

Así pues, el uso controlado de nubes creadas artificialmente, puede contribuir al pleno desarrollo de regiones áridas o semiáridas, con déficit de agua, como puede ser la región sureste de España, o la costa Este africana. Al mencionar el continente africano, podríamos incluso empezar a pensar en la hipótesis de que incluso, la creación de nuevas zonas para el cultivo y la presencia cada vez en mayor medida de agua, cambiara la perspectiva de futuro desalentador que viven hoy en día.

B) EXPERIMENTO NEGATIVO
Como estamos comentando, la posibilidad de que el proyecto Geshem no siga adelante, deberíamos considerarla, ya que los factores que deben coincidir son muy variados.
En primer lugar y como hemos comentado con anterioridad, para que el gradiente sobre la superficie negra llegue a afectar realmente el viento que lo rodea y pueda crear nubes, debe suponer un incremento importante sobre la temperatura del aire. Muchos autores destacan que todas las ciudades que consiguen realmente crear un gradiente de este tipo, superan el millón de habitantes. Esto es debido no sólo a la cantidad de ciudadanos que posea la ciudad, también debemos considerar factores como la polución creada por los vehículos, la morfología de las calles, o aparatos domésticos como pueden ser las estufas.

Todos estos factores unidos, hacen que cualquier superficie negra, aunque sea de un material quizás más abrasivo que el asfalto, no sea suficiente para incrementar el aire que la rodea, o por lo menos, no de hacerlo significativamente.

En segundo lugar, el hecho de estar jugando con elementos en estado tan ‘natural’, hace que no sean fáciles de controlar. El viento, aunque sigue unas corrientes permanentes capaces de ser predichas, no garantiza una velocidad constante capaz de generar nubes artificiales mediante el sistema mencionado.


Figura 5. Podemos apreciar como regularmente los vientos, a carácter global, siguen una disposición que, lógicamente, son predecibles a gran escala. Fuente: Library.thinkquest.org, elaboración propia

En tercer lugar, debemos considerar la dificultad de crear nubes generadoras de lluvia, tan sólo con aire humedecido. Muchos científicos escépticos acerca de que este medio pueda funcionar en un futuro, consideran este el fallo más importante. Ya que si bien es cierto que el efecto de isla de calor sobreeleva el aire gracias al calor que desprende, no esta demostrado con seguridad que las nubes se creen gracias al mismo, aunque si, que una nube ya formada precipite con mayor facilidad.




CONCLUSIONES
Ante el cambio que cada vez en mayor medida está sufriendo las diferentes partes del mundo como la sequía agudizada en el sur europeo o la aridez extrema en el este africano, la solución sin duda debe venir en forma de métodos imaginativos.
Sin embargo la postura de las grandes potencias, sobre todo en lo que concierne a países menos favorecidos en su terreno, impide que investigaciones como esta, evolucione todo lo rápido que debería. La inversión en I+D, debería verse incrementada, ya no sólo por desarrollar la lluvia artificial que proponen desde el proyecto Geshem, sino por darle una oportunidad a los que han tenido la desgracia de no poder competir en el nuevo mundo globalizado, por el lastre que arrastran por haber nacido donde lo han hecho.
En mi opinión, la posibilidad de cambiar el mundo, sin duda merece la pena.

AGRADECIMIENTOS
Este trabajo ha sido desarrollado desde la investigación de un fenómeno hasta el momento inalcanzable y por desgracia hasta el momento indemostrable. Debo agradecer, en primer lugar, al profesor Alejandro Pérez Cueva por orientarme y hacerme bajar de la ‘nube’ desde la que observaba este proyecto. Al reconocido fotógrafo Karl Ammann, que aunque lamentablemente no se ha podido ver su trabajo reflejado aquí, me ha apoyado en numerosas ocasiones.
Y por supuesto, gracias por la oportunidad de poder escribir mis ideas.

REFERENCIAS
Landsberg, Helmut E. (1980) The urban climate. vol. 28. International Geophysics Series, pp 177 – 211

Oke, T.R. (1987). Boundary Layer Climate. 2nd Edition. Methuen: London and New York, pp 303

Soil Survey Staff (1999). Soil Taxonomy,Agriculture Handbook, 2nd Edition. U.S Department of Agriculture
 
www.ideam.gov.co, Instituto de Hidrología, Meteorología y estudios ambientales de Colombia

www.concretethinker.com, Foro de ideas innovativas sobre medio ambiente

Schmauss, A. (1927), Groszstädte und Niederschlag. Meteorolog, Z. pp 339 – 441